lunes, 19 de octubre de 2015

Muse: demoledora visita del trío británico en Buenos Aires


Muse regresó a la Argentina por cuarta vez este sábado, y dio uno de sus mejores shows en el país.

Eran las 9 de la noche en Vicente López, y ese frío que parece que no quiere abandonar Buenos Aires hace semanas se sentía aún más en las cercanías del río. Aún así, la mayoría de los que estábamos en el campo delantero ya nos habíamos sacado las camperas listos para hacer de la noche una fiesta.

El líder, Matt Bellamy (voz y guitarra), junto a Christopher Wolstenholmen (bajo) y Dominic Howard (batería), salieron al escenario con la puntualidad característica de los inglesesm mientras de fondo se proyectaba Drill Sergeant como introducción de Psycho, el primer corte de difusión de su último disco, Drones, que dio inicio a un show musicalmente impecable.

Con el poderoso riff de Psycho pasaron apenas segundos para que empezara la ola de avalanchas y saltos de un público que se mostró (al menos en el campo vip) muy eufórico, coreando cada segundo las melodías de la guitarra de Bellamy. La presentación siguió con otro tema del último disco, Reapers, en el mismo marco conceptual de letras plagadas de sentido futurista y apocalíptico, pero con un sonido demoledor.

Tocando un poco más de una hora y media, Muse presentó una lista de temas que recorrió casi todas las etapas de su carrera (sin canciones del primer disco, Showbiz), planteando distintos climas durante el show, con un inicio bien rockero, yendo luego a matices más melódicos acompañados del frontman en el piano, y retomando hacia el final la potente energía que los caracteriza.

La tercera canción, el clásico más aclamado, Plug In Baby, desató la euforia de un público que no paró de cantar en ningún momento de la noche. Seguida por The Handler, de Drones, y pegada The 2nd Law: Unsustainable, con el sonido arrollador al que nos tienen acostumbrados y que los sitúa en la cima de las bandas que mejor suenan en vivo al momento.

Mientras tanto, en el campo volaban, además de banderas argentinas, también chilenas, venezolanas y de Uruguay, país del cual Matt se colgó una en los hombros y tras el abucheo de la gente, más adelante aparecería con una gran bandera argentina que tendría colgada de su brazo durante casi todo el resto del show.

Siguieron con Dead Inside, tras la cual hicieron un descanso para luego introducir otro de los clásicos más festejados, Hysteria de Absolution, que terminó con el riff de The Honey Roll de AC/DC adaptado a la guitarra distorsionada de Bellamy, en la que se notó la fuerte influencia de uno de los guitarristas favoritos del frontman, Tom Morello de Rage Against The Machine.

Tras ello, los saltos y avalanchas cedieron por unos minutos ante un clima de emoción generado  por uno de los temas más esperados por los fanáticos que seguimos a la banda hace tantos años: la orwelliana Citizen Erased, de Origin of Symmetry, inspirada en el clásico de la literatura, 1984, de George Orwell. Fue uno de los momentos más emotivos del show, destacado por la diferencia de matices sonoros que presenta una de las canciones más completas de la banda: rock progresivo, distorsión, una voz que no falló en ningún momento (de esta canción, ni del show), con los destacados falsetes de Matt, y con su final en piano ante el cual más de uno reflejó su emoción en lágrimas y aplausos incondicionales.

Como si hubiera sido poco, Bellamy no se movió del piano y arrancó Apocalypse Please, que no permitió bajar la emoción por esos minutos.

Ya pasada la mitad del show, sonaron Madness, Supermassive Black Hole, acompañada del riff de Voodoo Child de Jimi Hendrix Experience, y las festejadas Time Is Running Out, Starlight, y otra de las canciones de la banda más inspiradas en 1984 de Orwell, Uprising, ante la cual Bellamy no pudo disimular su sonrisa al escuchar al público corear constantemente los sonidos de su guitarra.

Enmarcados en un juego de luces constante, y que destacó especialmente en la anteúltima canción, Mercy, acompañados de humo, papelitos y serpentinas, y los globos gigantes que caen sobre el público en todos sus shows, Muse logró hipnotizar y cautivar plenamente a los espectadores.

Fue un show especial, para el público y para los británicos. Considerando que de las presentaciones anteriores, sólo en la de 2008 del Gran Rex tocaron solos, ya que en 2011 telonearon a U2, dando un show de 40 minutos con sólo 8 canciones en vivo, y en 2013 se presentaron en el marco del Personal Fest, donde los públicos de las distintas bandas del festival se entremezclarin y el show nunca terminó siendo exclusivo, aunque fueron la banda que cerró, la diferencia en esta presentación se hizo notar. Matt interactuó constantemente con el público, entusiasmado de vernos coreando cada riff, cada sonido, de festejar cada movimiento, repentinamente sonreía mirando a Chris y a Dom un tanto asombrado; algo que Matt nunca hace, porque siempre se limita a tocar de forma impecable pero con una interacción casi nula con el público, que recuerda por momentos a Trent Reznor en los shows NIN. Sin embargo, esta vez, favorecido quizás por ser el segundo show propio de la banda en el país, con una carrera mucho más consolidada que multiplicó la cantidad de público asistente, tras 8 años de la primera visita, y esta vez sin butacas, se notó que la banda quedó realmente impactada con la arenga constante del público, y que se retroalimentaba desde el escenario.

Sobre el final, Chris interpretó Man of the Harmonica, del italiano Ennio Morricone, como introducción a la que sería la última canción del show, Knights of Cydonia, con la que culminaron una noche musicalmente deslumbrante y que probablemente, tanto la banda como el público van a recordar siempre.



Publicado por Celeste Parrella


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