A veces puede sonar trillado, pero es real que no faltan en el mundo de la música esas historias de jóvenes que a sus veintitantos años se dedicaban a realizar trabajos ocasionales mientras paralelamente buscaban las vías alternativas para triunfar en el mundo artístico, que tan cerrado parece ser si no se tienen los contactos adecuados.
Tal fue el caso de Trent Reznor, que muy joven se mudó a Cleveland, donde trabajó de portero en el Right Track Studio. Durante sus tiempos libres, Reznor aprovechaba el lugar para grabar sus propias canciones, sin saber que ese estaba siendo el inicio de lo que sería Nine Inch Nails y su disco emblemático Pretty Hate Machine, con el que marcaría un quiebre en la historia de la música, introduciendo el rock industrial a un público masivo.
En general, Reznor siempre fue autodidacta, experimentador de distintos instrumentos, sonidos y matices, y un rápido aprendiz. En la grabación de su primer demo incluyó guitarras, teclados, samplers, y cajas de ritmos. “Siempre me involucré con las computadoras porque era bueno en matemática, pero verdaderamente la idea de hacer música “electrónica” no se me había presentado hasta que compré un Moog Prodigy, a mis 16 ó 17 años”, contaba Reznor a Future Music. “Me voló la cabeza. Al principio creía que combinaría la matemática y la música. Quizás diseñando sintetizadores o consolas, o algo del estilo. Pero, eventualmente, me di cuenta que, si bien era muy bueno en los cálculos, no me gustaba realmente hacerlo. Entonces, decidí hacer algo que sí me gustara: música”.
“Gran parte del material de Pretty Hate Machine, cuando lo empecé, fueron las primeras canciones que había escrito. No sabía de qué se trataría Nine Inch Nails, y siendo una persona y una computadora hay un abanico muy amplio de sonidos e identidades que podés asumir. No estaba realmente basado en si podía tocar la guitarra, porque podía simularla a través de la computadora. Entonces lo que hice fue experimentar un poco y, al fallar en distintas cosas, noté que lo que realmente causaría la mejor impresión era simplemente hacer algo honesto”.
El músico contó a Rolling Stone que “lo único de lo que podía hablar con autoridad era de mi experiencia personal, y así traté de relatar las situaciones en que me vi inmerso, los sentimientos, insatisfacciones respecto de relaciones personales, o de religión, o del gobierno del país en el que vivo, o lo que fuera. Y disfrazarlo de modo que no sonara como una prédica, porque yo no tengo nada que predicar a nadie excepto lo que siento, y si pueden relacionarse con eso, genial.”
Así fue que, con su demo bajo el brazo, Reznor logró atraer la atención de TVT Records, y así empezar a trabajar en su primer disco de larga duración. Por esas épocas manifestaba: "Estaba preparado. Había dedicado días, semanas y meses a esas canciones. Todo estaba allí.”
Y el 20 de octubre de 1989, el sello discográfico lanzó Pretty Hate Machine.
El disco empieza con Down In It, una canción bastante modesta para lo que sería el resto del disco, pero que serviría de primer corte de difusión. “Fue la primera canción que escribí”, dijo Reznor. En marzo del siguiente año, el clásico Head Like Hole se convirtió en el segundo sencillo.
La repercusión “fue más grande de lo que jamás podría haber soñado”, manifestó más tarde Trent a Future Music. “Y lo extraño es que todo parece pasar en un torbellino. No tenés control sobre eso. Un día estás aquí, al día siguiente estás preguntándote qué carajo está pasando. No podía tocar las canciones en vivo. No tenía una banda. Así de poco preparado estaba.”
Fue por eso que el músico comenzó a mover los hilos para constituir una formación con la cual pudiera brindar shows en vivo, y se puso en contacto con Chris Vrenna y Richard Patrick, con quienes en 1990 abrió para Peter Murphy and the Jesus and Mary Chain, sin imaginar que poco después estarían tocando en el festival Lollapalooza y abriendo para Guns N’ Roses durante la gira europea.
Otras de las canciones destacadas del disco son Sin, Terrible Lie y Sanctified, aunque en sí el disco completo es una pieza más que especial y destacada de la historia del rock industrial.
Reznor lo definiría más tarde como el “disco alternativo para todo propósito”, con el que buscó mostrar “un poco de humanidad y agresividad en él de forma interesante. Pretty Hate Machine es un disco que podés escuchar y sacar más de él con cada reproducción.”
El disco ha alcanzado el puesto 75 en la lista de 200 álbumes de Billboard, y ha sido certificado como triple platino, destacándose por ser el primer disco lanzado de forma independiente en llegar a esa categoría.
Publicado por Celeste Parrella
No hay comentarios.:
Publicar un comentario