Una chica rubia baila; se mueve para un lado y para
otro, salta como loca, ladea la cabeza con los ojos cerrados. No existen nada más que ella y la música. "Vibra con la música"; esa es la mejor expresión.. “Ama como si no te hubieran herido, baila como si no te estuvieran
mirando”, dice Fernando Ruíz Díaz, mientras se sonríe porque esa chica le recordó
a su hija, que también baila como si no la estuvieran mirando. Esas son unas de las primeras palabras que dice el cantante de Catupecu Machu en el primer
intervalo del recital que dieron en Ciudad Cultural Konex el sábado pasado.
El recital empieza a las 20 y salen al escenario
Fernando Ruiz Díaz, Macabre , Agustín Rocino y Sebastián Cáceres.
La guitarra con una potencia terrible, parece prometer que no será
un recital tranquilo.
Los temas que interpretan recorren la discografía que
va desde "El mezcal y la cobra" hasta “Dale!”. Cuando llega el turno de tocar “Para
vestirte hoy”, Ruiz Díaz resalta que: “Este tema que viene a continuación,
es el de Lisandro Aristimuño", con un orgullo que se lee
en la mirada que le da al público cuando recuerda a quien pertenece la canción.
Con “Magia Veneno” se siente en el aire la alegría de
la banda, ya que el video fue grabado en el Konex hace casi 4 años. La guitarra se encarga de las primeras notas,
el vocalista juega con todos cantando: “Y es que estamos desesperados, por
encontrarnos y vernos hoy”. Todos comienzan a moverse, a saltar de un lado a
otro, como la chica que bailaba como si nadie la estuviera mirando.
Lo que se va sintiendo a medida que el show avanza es
como un precalentamiento fuerte; es como si cada tema fuera un guiño cómplice
que le está diciendo al público: “Si creías que esto era lo mejor, lo más fuerte,
lo más vibrante, esperá, porque esto recién empieza”.
“Plan B: anhelo de satisfacción” es otra de las tantas
apuestas fuertes de la banda. Cada integrante juega, corre de un lado al
otro. Ruiz Díaz se sube a un escalón en el costado izquierdo del escenario
y se roba por un momento toda la atención cuando destroza la guitarra con una
destreza increíble en los dedos. Luego el papel central vuelve a ser el de
todos, aunque también la batería de Rocino toma un particular protagonismo; está encendido e incansable. Con una botella de agua, el líder de la banda,
bromeando hace el gesto de bendición sobre el público. Toma un trago
de agua y la energía sigue.
“Dialecto” ya suena con todos los presentes
encendidos, acompañada del pogo característico de los recitales de Catupecu. El vocalista
grita, salta, incita aun más a todos (si es que es posible) a que se pongan más eufóricos. Y empieza “Acaba el fin”: ya estamos adentrándonos en los orígenes del grupo, remontándonos a Cemento, al principio donde la fuerza de Catupecu se
hizo sentir, allá por el año 1997. Ruiz
Díaz grita: “Dale”; la gente salta, y el pogo comienza otra vez.
No hay persona presente que se quede quieta, que no
cante, que no vibre. No hay un momento que sea distinto del otro. Aunque quizás
con “Eso vive”, muchos vuelven a una adolescencia que se sentía con fuerza e
intensidad y donde este tema se cantaba hasta quedarse afónico. Como dice la
canción, "se agrieta el piso".
Como si no fuera suficiente tanta fuerza, Ruiz Díaz se
acerca a Macabre González, le habla muy bajito, y ambos se ríen. González
abandona el teclado, agarra una guitarra y grita fuerte “Hey ho, let's go”, Suena la guitarra con una gran
velocidad, de la mano de “Blitzkrieg Bop”. Suena
la voz de Macabre. El pogo se hace presente, como ya es costumbre, una vez más. Los Ramones estarían muy contentos.
La gente continúa eufórica y una vez más el
vocalista juega con ellos cuando dice: “Y lo que quiero es que pises sin el
suelo”, y Rocino explota con la batería, junto con el bajo de Cáceres y la
guitarra de Ruiz Díaz, quien corre de
izquierda a derecha y parece ser inagotable. Viene el estribillo y la fiesta
sigue cada vez más fuerte. La canción parece terminar pero, una vez más, sigue
el juego con el público y la música para. La gente canta a los gritos (aunque algunos ya no tienen voz), y la simetría de la banda se siente una vez
más.
La magia termina. De mano del cantante, cada integrante es nombrado, felicitado y se despide desde Buenos Aires, Argentina. Se van enérgicos y satisfechos con los aplausos y gritos de la gente. Las luces se encienden y, parecería que a propósito, suena “Héroes” de David Bowie.
La magia termina. De mano del cantante, cada integrante es nombrado, felicitado y se despide desde Buenos Aires, Argentina. Se van enérgicos y satisfechos con los aplausos y gritos de la gente. Las luces se encienden y, parecería que a propósito, suena “Héroes” de David Bowie.
Publicado por Constanza Iglesias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario