domingo, 20 de marzo de 2016

Eminem: definitivamente el Dios del Rap

Foto: Jeremy Deputat

Años... Casi 20 años hace que esperábamos al dios del rap en Argentina. Y esa sorpresa que nadie soñaba que llegaría finalmente llegó a fines de 2015 con la confirmación del line up del Lollapalooza, que nos shockeó a todos; era verdad: venía Eminem. 

Marshall Mathers, definitivamente el más esperado de la noche del día 1 del festival, apareció en el Main Stage 1 apenas pasadas las 22 del viernes, y al grito de "Argentina" hizo estallar la adrenalina y euforia de un público que lo esperó durante todos esos años para vivir una fiesta. Teniendo alrededor de su escenario a prácticamente la totalidad de los asistentes del festival, arrancó su show con "Won't Back Down", seguido de "3 AM". El querido Slim Shady vestía un buzo con capucha, su típica gorra, una remera blanca con la tapa de "Illmatic" de Nas (disco clave en la historia del hip hop) y unas bermudas camufladas, y se movía de un lado a otro del escenario, acompañado por su coequiper, Mr. Porter.

Durante más de una hora y media de show, el músico nos presentó un setlist impresionante de 33 temas que repasaron toda su carrera, con una sola gran ausente (para mí, claro), Cleanin' Out My Closet, pero cuya ausencia para nada afectó a la presentación del dios blanco del rap.

Tras "3 AM" siguieron "Square Dance", "Business" y "Kill You". Luego el cantante de Detroit se dirigió al público (la interacción fue constante durante todo el show) diciendo: “Argentina, es nuestra primera vez acá. Lo amamos, pero les tenemos que decir de dónde venimos”, y comenzó a cantar uno de sus mejores temas de "The Eminem Show", "White America", al que le siguió "Mosh". 

Foto: Jeremy Deputat
Pero el primer momento clave de la noche estaba al caer. Esta fue una de las primeras veces en que viví un show lejos de las vallas y eso conlleva tener cerca a muchos curiosos que fueron a verlo únicamente porque era presentado como el headliner del festival. Cuando comenzó a cantar "Evil Deeds", esos curiosos que antes sólo movían las cabezas ahora se miraban entre sí sorprendidos. Pero eso no fue todo ya que el siguiente tema fue Rap God, esa canción que lleva su marca de Récord Guinnes por ser el tema con más palabras de la historia en sólo 4 minutos y medio. Parado firme en el escenario, una mano sosteniendo el micrófono, la otra temblando marcando el ritmo del centenar de palabras que en segundos disparaba, fue ese el momento en que Eminem desató los gritos de asombro de esos curiosos que estaban alrededor (y ni hablar, de los fanáticos). Estoy empezando a sentirme como un Dios del Rap y toda la gente desde el frente hasta el fondo asienten”, sentencia la canción, describiendo perfectamente lo que estábamos viviendo los espectadores. Definitivamente, uno de los momentos más festejados por el público... Y recién iba un tercio del show.

Pasado ese primer clímax, siguieron las canciones "Kings Never Die", y otra muy festejada por los fanáticos de antaño (aunque tampoco estamos tan grandes, espero), "Just Don't Give a Fuck". Luego "Criminal" abrió camino a otro gran clásico de "The Marshall Mathers LP", "The Way I Am", en mi caso particular, el video que terminó de enamorarme de ese rapero blanco, rubio y carilindo pero mal hablado (como corresponde), a mis apenas 11 años. ¡Qué recuerdos! Estoy segura, y se notaba alrededor, que muchos íbamos repasando momentos de aquel año 2000 en nuestras cabezas.

Siguieron calentando una noche fría pero que ya ardía como el mismísimo infierno, "Detroit Vs. Everybody" y "Fast Lane". Y pegada llegó una sorpresa (al menos para los muchos que no habían visto el setlist de Brasil): el excelentísimo cover de "The Hills" de The Weeknd, hit de 2015 que coreó todo el Hipódromo de San Isidro a la par.

"Airplanes, Part II" fue la antecesora de otro gran clásico de principios del nuevo milenio: "Stan", la canción junto a Dido, en este caso a cargo de una excelente corista sobre el escenario. Ese fuerte video con Dido "embarazada" y la relación caótica que actuaban y parecía tan real, seguida de la intro de "Thank You" de la cantante junto a los versos de Slim Shady, en uno de los mejores momentos de su carrera y quizás de sus peores momentos personales. 

Y para no dejar apagar esa llama del público, al instante arrancó "Sing for the Moment", con los fragmentos de "Dream On" de Aerosmith, seguida de "Like Toy Soldiers" y el cover de Drake, "Forever".

En un show en el que en ningún momento bajó la euforia, el cantante se dirigió al público una vez más; esta vez a nosotras: "Ladies", dijo, "quiero dedicarles esta canción a ustedes". Y tras el griterío, repitió (permítanme el inglés): "Ladies, I want to motherfucking dedicate this song to you" (debe ser su forma de ser dulce, creemos...), y comenzó "Love The Way You Lie", uno de sus famosos duetos con Rihanna, también una de las más festejadas por los curiosos que se hicieron presentes en el Main Stage 1 y que la escucharon sonar en la radio incansablemente.

Con un público extasiado, pero nunca cansado, acompañando cada tema con sus cabezas y manos subiendo y bajando al ritmo de los versos que Marshall disparaba sin parar, siguieron "Phenomenal", "Berzerk", "'Till I Collapse", y "Cinderella Man", una tras otra, cerrando ese segundo tercio de show con "The Monster", el otro gran dueto con Rihanna. 

A esta altura ya todo el Hipódromo estaba encantado de su magia, hasta quien nunca había escuchado un tema del cantante. Verlo saltar, correr y rapear sin parar un segundo, alentando entre tema y tema constantemente a un público que nunca lo abandonó, era emocionante para cualquiera. Y de más está decir, que con 43 años sorprende cómo mantiene un estado físico envidiable y cómo tiene controlado cada segundo de aire inagotable, cómo nunca pifió un verso y mantuvo la voz intacta durante la hora y media de concierto. 

Se acercaba el final, acompañado de uno de los momentos de mayor interacción con la gente. "¿Hay alguien en el público que esté bajo la influencia de sustancias ilegales?", preguntó, a lo cual no sabemos si es real o es por el simple hecho de alentar al músico, pero aparentemente todos estaban drogados en el Lollapalooza, porque el grito de "yeah!" fue unánime (estábamos... Yo también grité, lo admito. Todos festejamos cualquier cosa que diga un exponente de semejante calibre sobre el escenario). "¿Qué les parece volver a aquella época en la que estaba totalmente jodido?" gritó, y llegó el mejor momento: sin darnos un segundo de descanso, Eminem cantó los más esperados por los que teníamos entre 10 y 15 años allá por los inicios del siglo XXI, "My Name Is", "The Real Slim Shady" y "Without Me". Sí, las tres canciones al hilo; la verdadera fiesta del Lollapalooza, ni un centímetro del campo se quedó quieto; estas sí que las conocían todos, y ¡cómo las saltaron, cómo las corearon! ¡Cómo las vivimos! En ese momento el show ya no era él, éramos todos.  

Tras ese nuevo clímax, el músico dedicó su siguiente tema a todos los que hubieran perdido a algún familiar, amigo o conocido por las drogas, o a quienes "lo hayan vivido en carne propia y hayan logrado salir". Coreado por la gran mayoría, sonó el hit "Not Afraid", esa canción que relata su recuperación de su adicción a las drogas y psicofármacos que lo llevó al borde de la muerte y cuya letra también nos ofrece su versión más madura de quién es Slim Shady hoy

Fue un show que recorrió canciones de protesta y de ira de un adolescente sufrido y rebelde que se quería llevar el mundo por delante (y que musicalmente lo logró), a otras más angustiantes, nostálgicas, y su sincericidio tras el infierno que vivió y nunca ocultó un hombre ya maduro y limpio.

Y para finalizar un show que nadie quería ver terminar, tras un breve encore, reapareció Marshall en el escenario para darnos sus últimos versos de la mano de "Lose Yourself", aquella canción cuyo video nos muestra las imágenes de 8 Mile, esa película semi-biográfica que el rapero nos hizo llegar allá por el 2002, siendo ésta la primera canción de rap ganadora de un Oscar al año siguiente (como si le faltara algo a su carrera). "Será mejor que te pierdas en la música" cantamos todos a la par, porque de eso se trata al final de cuentas, de la música por sobre todo lo demás. Y para terminar, "porque no queremos decepcionar", dijo (y de ninguna manera decepcionó a nadie), cantó 20 segundos de "Fack" y se despidió con sus dedos haciendo la "V" en mensaje de paz, intercalando el símbolo con su "middle finger" levantado, que se repitió por todo el campo, y agradeciendo por haberlo hecho sentir "como en casa". 

Eminem cuenta con la impronta de ser el artista con la carrera más exitosa en la historia del hip hop mundial, y levantó esa bandera más que alto en nuestro país. Si bien no podemos decir que llegó en "su mejor momento", si hay una imagen que nos queda de este show es la de un músico icónico que alcanzó su madurez sin haber decaído nunca. "Make me king", nos dice en "Lose Yourself". Y la verdad es que, definitivamente, ES el Rey, el Dios del Rap


Publicado por Celeste Parrella


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